domingo, 30 de mayo de 2010

Y la niña cayo, ¿qué la hizo lanzarse al precipicio?, ¿por qué siendo tan joven decide acabar con su vida y darle fin a toda la ilusión?.

La niña caía hacia el profundo abismo, sin que nada ni nadie la pudiese parar, sus cabellos ocultaban su bello rostro y más que todo sus hermosos ojos colmados de cristalinas y puras lágrimas de doncella ingenua.

¿Qué le sucedió para llegar a ese punto?, quizá observaba el paisaje y tropezó, volviéndose víctima de tan cruel destino, o, ella por si misma se arrojó a la inmensidad para aliviar un dolor o dejar atrás una pena angustiosa que le carcomía las entrañas.

Iba cayendo, hacia el fondo del abismo hasta tocar el suelo, y allí quedó, tendida sobre el fango de aquel bosque inhabitado, con sus brazos abiertos como si esperara a alguien, sus ojos cerrados y su vestido blanco, que le daba un aire de sublimidad, inocencia, pureza, melancolía, a tal punto de que quien la viese ahí tendida, no vería nada más que una hermosa niña dormida aplacando la fealdad de aquel sombrío lugar.

Al verla ahí tendida, en aquel indigno fango, el bosque hizo una muralla impenetrable, para que nadie pudiese alcanzar el lugar donde esta la niña, pero el bosque no solo hizo una muralla para protegerla, la nutrio como si ella fuese una planta, le dio refugio en los días de lluvia y la cubrió del sol de una forma inimaginable. ¿Por qué?, porque el bosque sabía que algún día no muy lejano, alguien sería capaz de atravesar la muralla creada por el bosque, y llegaría hasta donde la niña duerme, ese extraño la tomaría en brazos y la sacaría de allí.

Al rozar los rayos del sol la piel de la dormida, ella despertaría, abriría sus ojos y sonreiría; volvería a vivir, y un día, como siempre ha hecho a lo largo de su vida, subiría con ese extraño que la rescató y se lanzaría de nuevo al precipicio, lo haría una y otra vez hasta lograr su objetivo: lanzarse al precipicio y por primera vez no tocar fondo, sino quedar suspendida en el aire, sostenida por el sentimiento que ha habitado siempre en su interior, aquel sentimiento que fue descubierto y se ha sacado a la superficie.


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