domingo, 3 de abril de 2011

Ella

Ella estaba  en el bosque arrodillada  en el suelo, sus brazos contra su pecho y su rostro anegado en lágrimas, su cabello negro como la noche estaba sobre su cara y no dejaba ver ni un poco de su piel, en ocasiones llevaba sus manos hacia su rostro, las posaba en sus mejillas y dejaba escapar un grito o sino cruzaba sus brazos frete a su pecho en un intento de abrazarse y sentirse menos desprotegida, se sentía  extremadamente sola e indefensa, en un mundo extraño, estaba perdida y triste, por lo que no dejaba de llorar, el tiempo iba transcurriendo hasta que de tanto llorar ella se quedó dormida, tendida sobre el triste y desvaído suelo del lugar en el que se encontraba. Su brazo izquierdo aun seguía contra su pecho mientras que el derecho se estiraba gentilmente hacia la nada como pidiendo ayuda o simplemente intentando tocar algo inexistente; todo porque él se había marchado para nunca más volver y no solo se había marchado sino que se había llevado consigo una importante parte de ella, así que en su sopor ella comenzó a levantar una muralla  alrededor de su corazón, para que no la traspasaran y no le hicieran daño de nuevo; porque antes de conocerlo ella era como el sol, irradiaba luz y calor a quienes se le acercaban aunque nadie era capaz de acercarse lo suficiente sin hacerse daño, aún asi él lo logro y con su partida se llevó su calor, ahora ella se sentía incompleta, seguía siendo como el sol, pero su calor ya no era como antes si bien no había desaparecido totalmente, era tenue como nunca lo había sido y esto le hacía un inmenso daño.

Al despertar ella estaba triste  pero ya no se sentía tan vacía como antes y tampoco estaba sola, había aparecido alguien en el bosque, un joven curioso de aquel astro caído, él joven le tendió su mano y la ayudó a levantar, ella estaba muy débil así que tuvo que recostare sobre él para no caerse, en ese momento sucedió algo inesperado el joven sin decir nada la tomó en brazos, la alzó y sonrió al ver la confusión en el rostro de ella, la niña se asustó, sintió que la muralla que había levantado tenía una grieta y esta amenazaba con echarla abajo, aún así no podía alejarse de aquel joven porque vio que él tenía un corazón puro y además estaba ayudándola así que dejó a un lado su miedo, se olvidó de la muralla  y se aferro a su pecho mientras el joven con todavía una sonrisa en su rostro la sacó del bosque.

El tiempo transcurrió y ella comenzó a sentir algo parecido a lo que había sentido por aquel que se había llevado su calor tiempo atrás, pero está vez ella decidió tener las cosas claras y le dijo al joven de corazón puro lo que sentía por el, esos sentimientos eran confusos para el joven asi que en el momento no supo que hacer  y la dejó ir sin más, así que ella se dio por vencida y se alejó del joven como lo había hecho tantas otras veces de distintas personas, de distintas formas y por diferentes razones, aunque nunca lo olvidó ni lo dejó solo.

Transcurrieron unos cuantos meses y  la niña estaba mejor, le había dolido un poco que el joven no hubiese comprendido sus sentimientos a tiempo pero ya su tiempo había pasado y ella no podía quedarse atrás; así que comenzó a salir y a hablar con más personas se dio cuenta de que había dejado muchas personas importantes en el camino e intentó recuperarlas, entre todas esas personas perdidas y olvidadas  encontró a un mago, un ser un tanto complejo del que no sabía hace mucho tiempo, se contactó con el y una nueva historia comenzó.

El mago no era como aquel que se había llevado su calor tiempo atrás ni como el joven de corazón puro que la había sacado del bosque, por el contrario el mago era un ser poderoso con un gran corazón escondido detrás de una fuerte muralla pero más allá de esa muralla la niña vio en los ojos del mago que en su corazón  había un calor muy parecido al que ella había perdido hacía mucho tiempo, así que ella decidió que traspasaría esa muralla y que tomaría del mago un poco del calor que este guarda en su corazón para así poder volver a ser quien era. Ella intentó traspasar la muralla pero se dio cuenta que el calor que ella emanaba era peligroso para el mago así que dejó de intentarlo y se encerró en si misma para no dañarlo de ninguna forma, por esta razón el mago se aburrió y se alejó de la niña porque… ¿para qué quería él estar junto a alguien que no puede sino observar mientras en el mundo hay tantas cosas y personas alcanzables? Una vez más la niña se quedó sola y destrozada…habría podido hacer más pero no lo hizo y tuvo que pagar las consecuencias, de nuevo estaba sola y perdida…esperando a que alguien la encontrara y devolviera a su ser lo que en algún momento alguien más le había arrebatado.









1 comentario:

Anónimo dijo...

es una historia realmente PRECIOSA,
me ha gustado muchisimo:))tienes muxo talento para escribir;)
meencantaaaaaaaaa:3!!!
de:maria